
El gobierno de Estados Unidos anunció que va a usar la inteligencia artificial (IA) para revisar las redes sociales de estudiantes extranjeros y revocar las visas de aquellos que sean considerados simpatizantes de Hamás.
Esta iniciativa es consecuencia de una orden ejecutiva dictada por Trump, destinada a combatir el antisemitismo en las universidades del país. Y ya tuvo sus primeras consecuencias: la detención de un activista propalestino, exestudiante de la Universidad de Columbia.
En este artículo te contamos de qué se trata etsa nueva política, qué considera el gobierno “antisemitismo”, cuáles son las organizaciones terorristas, y qué criticas.
Una nueva iniciativa: la operación “Catch and Revoke”
A esta nueva iniciativa se le puso el nombre de “Catch and Revoke” (“capturar y revocar”, en español), que seguramente te haga recordar la política de “Catch and Release” (“capturar y liberar”, en español).
Más allá del juego de palabras, las dos políticas son bien distintas y no se dirigen al mismo tipo de personas.
La política de “Catch and Release”, vigente durante el gobierno de Biden, permitía liberar a los inmigrantes indocumentados que eran detenidos al cruzar la frontera de los Estados Unidos, mientras esperaban que sus casos de inmigración se resolvieran en la corte.
Una de las primeras medidas que tomó Trump al asumir fue poner fin a la política de “Catch and Release”.
Y ahora su gobierno lanza la iniciativa “Catch and Revoke”. Se trata de una política solo relacionada con “Catch and Release” simbólicamente, por el nombre. “Catch and Revoke” no se dirige a inmigrantes que cruzan la frontera sin papeles, sino a estudiantes internacionales que sí tiene un estatus legal (una visa o la residencia permanente) y que son percibidos como simpatizantes de organizaciones consideradas terroristas por Estados Unidos.
Uso de inteligencia artificial para monitorear redes sociales
Un aspecto novedoso de esta nueva política de “Catch and Revoke” es que permitirá a las autoridades valerse de la inteligencia artificial para analizar publicaciones en redes sociales de decenas de miles de extranjeros con visas de estudiantes.
Además, se van a revisar informes de prensa sobre protestas contra las políticas de Israel y demandas de estudiantes judíos que dicen haber sufrido actos de antisemitismo.
El objetivo de todos estos controles es identificar a los estudiantes extranjeros que participen en manifestaciones a favor de grupos considerados terroristas por el gobierno de Estados Unidos, para luego revocar sus visas o permisos de residencia.

Primera detención de un activista propalestina
La operación ya tuvo sus primeras consecuencias.
Mahmoud Khalil, un exestudiante de posgrado de la Universidad de Columbia que lideró las protestas propalestinas, fue detenido el pasado sábado 8 de marzo en Nueva York.
Según su abogada, Amy Greer, Khalil fue arrestado dentro de su apartamento propiedad de la universidad por varios agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Inicialmente los agentes indicaron que actuaban bajo órdenes del Departamento de Estado para revocar su visa de estudiante, pero como luego resultó que Khalil era residente permanente (tenía una Green Card), dijeron que también le iban a revocar la residencia.
Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, confirmó el arresto de Khalil en un comunicado, describiéndolo como una acción “en apoyo a las órdenes ejecutivas del presidente Trump que prohíben el antisemitismo”.
McLaughlin señaló que el arresto estaba directamente relacionado con el papel de Khalil en las protestas, alegando que “lideró actividades alineadas con Hamás, una organización terrorista designada”.
Al momento de publicar este artículo, Khalil sigue detenido pero su deportación fue bloqueada por un juez de Nueva York.
Antecedentes: las medidas de Trump contra el antisemitismo
El 29 de enero de 2025, a poco de asumir como presidente, Trump firmó una orden ejecutiva llamada “Medidas adicionales para combatir el antisemitismo”.
Allí evoca los ataques contra ciudadanos estadounidenses judíos en escuelas y campus universitarios, tras el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre de 2023.
Dice Trump en la norma: “Los estudiantes judíos han enfrentado un bombardeo incesante de discriminación, negación de acceso a áreas comunes y a instalaciones del campus, incluidas bibliotecas y aulas, así como intimidación, acoso, amenazas físicas y agresiones”.
Acto seguido, declara que será política de los Estados Unidos “combatir el antisemitismo de manera enérgica, utilizando todas las herramientas legales disponibles y apropiadas, para enjuiciar, remover o de otro modo responsabilizar a los perpetradores de acoso y violencia antisemita ilegal”.
En la norma, Trump también mencionó una orden ejecutiva anterior que había firmado en 2019, durante su primer gobierno, llamada “Combatiendo el antisemitismo”.
Allí ya se había determinado que los estudiantes judíos sufrían ataques antisemitas en escuelas y campus universitarios. Esta orden tenía como objetivo servir como guía de interpretación para la aplicación de leyes de derechos civiles, para proteger a los estudiantes judíos.
Para cumplir esta función de guía de interpretación, la orden ejecutiva incluyó una definición de “antisemitismo”.
¿Qué se considera “antisemitismo”?
Para saber qué puede entender el gobierno de Trump por “antisetismo”, tenemos que recurrir a la orden ejecutiva de 2019, que recoge la definición de antisemitismo propuesta por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés):
“El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto.”
Como es una definición amplia, la orden de Trump recoge también los ejemplos de conductas antisemitas propuestos por la IHRA, para que sirvan como evidencia de una intención discriminatoria. Estos ejemplos son:
- Pedir, apoyar o justificar muertes o daños contra los judíos, en nombre de una ideología radical o de una visión extremista de la religión.
- Formular acusaciones falsas, deshumanizadas, perversas o estereotipadas sobre los judíos, como tales, o sobre el poder de los judíos como colectivo (por ejemplo, el mito sobre la conspiración judía mundial o el control judío de los medios de comunicación, la economía, el gobierno u otras instituciones de la sociedad).
- Acusar a los judíos como el pueblo responsable de un perjuicio, real o imaginario, cometido por una persona o grupo judío, o incluso de los actos cometidos por personas que no sean judías.
- Negar el hecho, el ámbito, los mecanismos (por ejemplo, las cámaras de gas) o la intencionalidad del genocidio del pueblo judío en la Alemania nacionalsocialista y sus partidarios y cómplices durante la Segunda Guerra Mundial (el Holocausto).
- Culpar a los judíos como pueblo o a Israel, como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto.
- Acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propios países.
- Denegar a los judíos su derecho a la autodeterminación, por ejemplo, alegando que la existencia de un Estado de Israel es un empeño racista.
- Aplicar un doble rasero al pedir a Israel un comportamiento no esperado ni exigido a ningún otro país democrático.
- Usar los símbolos y las imágenes asociados con el antisemitismo clásico (por ejemplo, las calumnias como el asesinato de Jesús por los judíos o los rituales sangrientos) para caracterizar a Israel o a los israelíes.
- Establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis,
- Considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel.
Estas conductas pueden expresarse con palabras, acciones o de forma visual.
¿Entonces no se puede hacer ninguna crítica al Estado de Israel?

Según la IHRA, las críticas contra Israel, similares a las que se podrían dirigir a cualquier otro país, no se pueden considerar antisemitismo. Solo serían antisemitismo si son un ataque contra el Estado de Israel, concebido como una colectividad judía.
Hamás: una organización terrorista designada
Recordemos que Tricia McLaughlin, la portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, afirmó que el arresto del exestudiante propalestina Khalil se debía a que había liderado actividades alineadas con Hamás, que es una “organización terrorista designada”.
¿Qué significa esto?
El gobierno de Estados Unidos monitorea constantemente las actividades de grupos potencialmente terroristas en todo el mundo. Si considera que una organización extranjera lleva a cabo acciones terroristas o terrorismo o tiene la capacidad e intención de hacerlo, se la designa oficialmente como “Organización Terrorista Extranjera” (FTO, por sus siglas en inglés).
Esto se hace para limitar el apoyo a actividades terroristas y presionar a los grupos para que abandonen el terrorismo.
Hamás fue designada como organización terrorista por Estados Unidos el 8 de octubre de 1997. Otras organizaciones designadas terroristas son: Tren de Aragua, Mara Salvatrucha (MS-13), Segunda Marquetalia, el Cartel de Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa, entre otros. Puedes consultar la lista completa aquí.
Una vez que una organización es designada FTO, es ilegal que una persona en los Estados Unidos o sujeta a la jurisdicción de los Estados Unidos le proporcione a sabiendas apoyo material o recursos.
Además, los representantes y miembros de una FTO designada, si son extranjeros, son inadmisibles en los Estados Unidos y, en ciertas circunstancias, pueden ser expulsados del país.
En un mensaje publicado en la red social X (Twitter) el 6 de marzo, el secretario de Estado Marco Rubio declaró:
“Quienes apoyan a organizaciones terroristas designadas, incluido Hamás, amenazan nuestra seguridad nacional. Estados Unidos tiene tolerancia cero con los visitantes extranjeros que apoyan a terroristas. Quienes violan las leyes estadounidenses, incluidos los estudiantes internacionales, se enfrentan a la denegación o revocación de visas y a la deportación”.

Críticas
La iniciativa “Catch and Revoke” del gobierno de Trump ya generó numerosas objeciones.
Defensores de derechos civiles expresaron preocupación por el uso de algoritmos de inteligencia artificial para identificar supuestos simpatizantes de Hamás. Advierten que esta tecnología, aún en desarrollo, puede producir resultados imprecisos, falsos positivos y sesgos sistemáticos que podrían afectar desproporcionadamente a estudiantes de origen árabe o musulmán.
Las organizaciones de derechos civiles han subrayado que la vigilancia masiva de redes sociales de estudiantes extranjeros representa una grave invasión a su privacidad y genera un efecto intimidatorio que restringe la libertad de expresión y el debate académico libre, especialmente en temas relacionados con el conflicto israelí-palestino.

Muchos advierten, además, que esta política podría tener consecuencias negativas para la posición de Estados Unidos como destino educativo global, ya que los controles por parte del gobierno podrían disuadir a estudiantes extranjeros de elegir universidades estadounidenses.
Conclusión
Al final del día, esta polémica política “Catch and Revoke” nos pone frente a una pregunta difícil: ¿hasta dónde puede llegar el gobierno para combatir el terrorismo antes de empezar a limitar nuestras libertades?
Por un lado, Trump dice que está protegiendo a los estudiantes judíos del antisemitismo y combatiendo al terrorismo.
Por otro, muchos temen que esto solo servirá para intimidar a estudiantes que quieran expresar opiniones políticas, especialmente si son de origen árabe o musulmán.
Lo que está claro es que el caso de Mahmoud Khalil no será el último.
Solo el tiempo dirá si esta estrategia realmente mejora la seguridad o si termina alejando a miles de estudiantes internacionales que antes veían a Estados Unidos como su destino soñado para estudiar.
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